sábado, 15 de marzo de 2008

Tamaño de una obsesión:


El pene es probablemente el cuerpo físico más veces medido y su medida constituye la longitud más glosada. Ha sido más medido que la nariz de Cleopatra, y más medido que el área del círculo, operación ésta en la que el radio traduce quizá emociones fálicas de geómetra varón.
Miden, pues, los varones sus penes. Como queriendo rebañar un milímetro más de diferencia con las mujeres. Como queriendo desafiar, superar o al menos igualar a otros varones cuyas propiedades, corporales o mentales, rústicas o urbanas, son más evidentes y efectivas.
Espera el varón tradicional que el pene realice milagros donde su mano, su piel o su cuerpo se abstienen o maltrabajan. Aprendiz de hada padrino, confía en que la varita produzca la magia que él mismo rompe con urgencia de mal torero o buen descargador. Toda la sabiduría sexual en un refrán: caballo grande, ande o no ande.
¿Importa el tamaño del pene? Mire usted caballero si lo que usted desea es que se le note muchísimo que no es un mujer, ser como todos los chicos de su banda, pero más que ninguno, y vivir su sexualidad como una muy primaria agricultura con arado incorporado, más le vale tener un pene grande, porque de lo contrario, además de limitado y torpe, resultará usted francamente ridículo.
De ahí, la persistencia del fantasma. Sin un cambio hacia lo cualitativo (calidad) en la vivencia de la sexualidad, muchos varones siguen chantajeados por el tamaño del pene. Los más ingenuos compran cremas y aparatos. Los menos ingenuos se resignan y lloran los centímetros de esplendor ausente, se limitan a pensar que es una lástima no haber estado –según la jerga de las revistas para hombres- mejor dotados.
Ningún hombre tendría un pene suficientemente grande como para satisfacer la demanda de una identidad reducida a los genitales y de una sexualidad comprendida en el coito gimnástico. Siendo siempre pequeño el tamaño para la obsesión, parece más razonable tirar por la ventana las obsesiones que el pene. Para el placer, cualquier tamaño vale, pero la menor obsesión es mayor que el pene más grande jamás colgado de un cuerpo y una mente empobrecidos. "
Educación sexual en la adolescencia. Principado de Asturias.

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